Memoria de Proyecto
Un concurso no solo para un centro deportivo sino también para un referente arquitectónico.
Un edificio con un programa mestizo, las volumetrías principales para actividades deportivas, pero además, áreas para clubes, salón de actos, cafetería, etc
Toda una gran área vacía en el mismo eje del valle.
La propuesta nace del concepto de eje dotacional, colmatándose con esta propuesta. La propia tensión del programa genera los espacios, donde la luz y la relación con el espacio circundante se presenta como la gran aportación del proyecto.
Esta propuesta, fractal, donde los espacios se estructuran recogiendo la esencia del río, fluidez central y remansos en las orillas, surge de la confianza en la transformación de toda una comarca.
El edificio abraza el entorno, se despliega y se apropia de los sub-espacios exteriores, incorporándolos y exportando su actividad al exterior. La luz natural incide en todas las salas y organiza las circulaciones a través de patios. La cubierta se convierte no solo en la quinta fachada, en el fondo de pequeñas colinas que remata el valle, sino también en el primer suelo que permite atravesar e introducirte en el edificio sin penetrar en él. Es dentro y fuera.
Está claro que reconocemos las cosas por la forma, pero también por su color, así para este edificio se utilizan colores primarios como el rojo, captando como propios los colores de su entorno, azul y verde, porque el color es siempre afirmación, tiñe de vida y centra la mirada de quien lo mira.
La chapa y los policarbonatos compactos se recortan, muros a medias, intimidad y relación.